Old skull -V-

Oliva Gáffaro
Con ademanes de típica abuela cuenta cuentos se sentó en el sofá, pensando quizás “tres, dos unos, a hablar”, porque cuando comenzó, parecía que nada la detendría. De 74 años, hablaba sofocada, quinética, con expresiones traviesas  a viva voz. “La vida mía es para hacer una película”. Y se referería a su niñez y adolescencia:  “mi mamá era una despota, no me dejaba salir, no me dejaba hacer nada, me pegaba con un látigo, porque para ese entonces usaban era un látigo que colgaban en la sala pa’ que uno lo viera y se asustara antes de salir por ahí”. Su manera de hablar causaba risa y de inmediato se empapaba el ambiente de una vibra bonita. “La juventud es…¡una cosa bella! , sabiendola llevar”. En contra parte conjuga: “la vejez es…¡triste!, pero todos tenemos que vivirla”. Esta tachirense recuerda con máxima claridad sus andanzas por allá: “Viviamos como en un monte, pero eso sí, la comida  nunca faltó, abundaba, de merienda comiamos carrrrrrne, jajajajajaj, puntal se le dice allá, a la merienda”. Su vida se me pinta entre aventurera y trágica: “a los quince años decidí escaparme de mi casa, como a la una de la mañana salí por ese moooonte pa’ entro, sin que nadie supiera, es que mi mamá era muy exigente, no me dejaba hacer nada y a mí me gustaba ir a la playa mucho, salir a bailar y eso”. Sorprendida pregunté: “¿y no has vuelto a verla?”, ”no”, responde. Insistí, hasta que entendí que no se arrepiente de haberse ido. "Es que si me hubiese quedado allá, estuviese llena de muchachos, toda fea, sin vida, haciendo lo mismo y no, ¡qué va!". Llegó a Caracas, hizo vida con un italiano del que destacó lo responsable que fue: “los extranjeros son los mejores, porque llevan para la casa, son responsables, dan la cara, saben velar por un hogar”, en su caso, comprendido por 3 hijos y éste hombre, quien murió a los 64 por una fiebre grave. En fin…5 son los meses que lleva Oliva internada y miles las historias que le falta por contar, pero era tarde, la noche se entrometió y fue hora de partir. 

Esta experiencia fue menos estrepitosa de lo que imaginé. Salí conmovida e intentando ubicarme en este presente al que afortunadamente puedo responder con brincos, lucidez, salud y buena memoria. Indudablemente, las paredes de esta casa hogar recuerdan lo mucho que tenemos y cuan aprovechable es este ahora, ya. 
La edad de oro” se ubica en la 3era. Transversal de La Castellana, entre la Av. San Felipe Y 2da. Transversal de Altamira. Qta. Madre Emilia. 
Información para donaciones: 
01210170840106764209. 
Entidad bancaria: Corp Banca. 
A nombre de:  "Residencia Geriátrica Buenhogar"


Fue un placer nuevamente, República. 







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Comentarios

  1. A mí me gusta escuchar a los ancianos. Aprendo mucho de sus experiencias.

    Si no los hubiéramos apartado y olvidado mejor irían las cosas.

    Besos.

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