CÁPSULA N° 52: EUCALIPTO

Las plantas danzan en tu nombre... 

Rejuvenecemos de noche, donde nuestros sueños se refrescan, donde se anida la fé y reposa el agüita adormilada de tus ojos. Comienza la lluvia a aliviar el mundo con sus besos de agua. Se escurren en el aire deliciosos aromas, unos a helechos que salen de tu risa como serpientes de plata; otros a eucalipto, himno de tus raíces, esencia de tus matices. Veo en ti una fauna de luces que brillan en la memoria de otra vida que quizás esta no recordaba. Rejuvenecemos de noche, donde en sueños mi cuerpo pierde gravedad al sentirse contra el tuyo, al quedar embriagado de sí, latiendo entre ríos y montañas, convirtiendo el tiempo en un acordeón que repasa y repasa notas sueltas en cada bucle de existencia y finalmente se reencuentra con estas líneas estallando en el alma. 

Eres mi sol, mi luna, mi cielo, mi tierra, las risas en ella.
Eres el color y la alegría en todos los nortes de mis estrellas.

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