CÁPSULA N° 54: Luz
Taparse los oídos y entrar en esa incubadora de tu pecho, con tus pulmones llenándose y vaciándose a un ritmo perfecto, eres ajena al mundo frontal, eres tu inhalar y exhalar, eres tus latidos y, como si nunca te hubieses escuchado por dentro, te enfocas en lo increíble, y te maravillas.. Te reencuentras, estás para ti, viviendo este presente perfecto sin ninguna otra obsesión que saberte existiendo, siendo, creando luz.
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