CÁPSULA N° 55: El gato con sueño

La normalidad es a lo que más le temes. Es eso que más evitas y se refleja en lo alto que pones la radio, en el buchado grueso de licor al que acudes, en las compras triples y sudorosas, en lo duro que pisas al bailar, en las veinticuatro vueltas con las que buscas marear al masoquismo, el conformismo, la ceguez, el miedo que de pronto se convierte en tu amigo más bizarro... los pasos rectos, las caras de siempre, las voces incrustadas en tu sienes, los sonidos rutinarios como el teléfono, las sillas, los carros, las puertas, los teclados, el tilín del ascensor, los rasguños del gato con sueño, el despertador…Por cierto, ¿Conoces objeto más pasivo-agresivo que un despertador?

De pronto, en un día cualquiera, en un instante del azar te sientes como el mismo árbol en el mismo parque a la misma hora…esperando que el mismo perro lo venga a mear. Hay árboles que le agradecen al perro el gesto. Hay otros que, por su parte, agarran sus vainas y se van.

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