Cápsula N° 37: Amanecer en tu azul

Vas por la vida sonriendo a quien tropiezas, con esos agujeritos latinos delicadamente incrustados en cada mejilla, presumiendo en la intermitencia de tu existencia la fila de faldas que se alzaron a tu paso. Lo disfrutas y te aprovechas de lo que tu boca logra. Le susurras al oído lo que el oído no soporta y termina por emitir en forma de electricidad a unas piernas que, cuando quisieron estar alertas, yacían desvanecidas en el sofá. Las devorabas con absoluta impunidad, pero vaya que también había devoción en aquel ritual. Una oda a la piel saciada de lo que iba dejando la noche…sudor fresco, cenizas, apetito y varios lugares en ninguno.


Les causabas eso que parecía espanto pero se sentía bien. 
Tan bien que amanecieron en tu azul otra vez. 


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