Té de tilo
Aquellos fenómenos de los sueños…
Las caídas libres y los mares
hechos de grama, el gritar sin voz y las tormentas de arena donde la arena no
lo es, sino proyectiles de agua que acompañan el trinar de criaturas a las que les
sobran patas. Quintos pisos sin techos y una que otra mala jugada binaria.
Rostros desconocidos y miedos ambidiestros, terrenos baldíos y otra vez esos
gritos que chocan y rebotan en lo plano de un mundo inventado por los circuitos
de tu cerebro descansando de tanta realidad cuadrangular. Los sueños son el
expectorante a lo normal. Bienaventurado aquel que sueña, que encuentra en
ellos otros ritmos cardíacos, otras consonantes, otros colores, nuevas maneras
de respirar, de andar, de disparatarse, de despilfarrar porque todo sobra a
medida que va siendo creado. Bienaventurado aquel que se sirve de lo
deseado, que camina al revés, que come por el estómago y digiere en la boca ese
suculento manantial de contenido harto de placer.
Y no queda peso en el alma, sólo una
fragancia diáfana, esa melancolía que todo lo retrata y salpiques de
episodios huérfanos en un cráneo tornasol. Esa burbuja magnética en la que caes
absorbido por té de tilo desde la esencia lavanda de tus sábanas blancas. Los
reflejos eléctricos que te mueven la boca, las persecuciones que estremecen las
pestañas, aquel frío violento que se escurre por la espina dorsal, y los ires y venires de pelvis que nos hacen apretar la almohada.
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La pelvis como fuerza motriz de la humanidad.
ResponderEliminarSi...
Besos.
y permitir que los sueños se embadurnen y dejar que el cerebro deje la cuadrícula a un lado y que la pelvis se mueva como el corazón
ResponderEliminarMe encanta, michelle!
ResponderEliminarSaludos señora.
ResponderEliminarEse Té esta concentrado.
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