Cero o ser

Sería bueno ser un ser vivo, pero no humano. Una especie de ente sumiso, pasivo, subterráneo o satelital. No estar por estar, sino existir en silencio siendo indispensable para vivir; caminar omnipresente sin que se note, como el bombeo constante del corazón, o lo discreto de respirar. Un ser sin masa encefálica ni esplendor intelectual; algo como una flor con sus hojas al sol, esperando posar en la sala de una anciana o en las manos felices de una novia en el altar.

O agua.

El agua tiritante de los polos, el agua tragamonedas de La Fontana di Trevi, el agua tibia del té, el agua escandalosa del mar. Adaptarme así de fácil tanto a la calma como a la tempestad. Correr con la brisa y rendirme sonriendo. Ser vida en otras formas, formación de vida diferente. Sería feliz siendo el lápiz de Einstein o el piano de Mozart, viajando de oído a oído y no de odio en odio como es siendo así, como soy. Me gustaría ser otra manera de fotografía, cual perfume del cuello de ayer. Quisiera ser vino y catar la boca de bellas mulatas. El número cerca de infinito. Las risas plenas de niños. Esta vela desvelándose en mi madrugada.    

Ser humano es problemático. Eso de llorar por llorar, reír para no llorar, llorar de alegría, estar en búsqueda constante de la fulana felicidad. Parece que entre más dices, menos entienden, optando así por decir menos cuánto más quieren saber.

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